No creo que muchos recuerden todavía que, en la conocida
como Placeta’l Palacio, había un edificio que había sido el palacio del señor
de la Villa.
En dicho edificio fueron ubicándose con el tiempo, y aún de
forma simultánea, un bar, un teatro, un salón de baile y/o de juegos de mesa…
pero, a los efectos que nos ocupa, destacaba el salón de cine o de teatro o de
ensayos y conciertos de la banda de música.
El edificio, que pasaría a ser Casa de los Obreros Católicos, vulgarmente era
conocido como el “bar Chimo” y nuestro autor nos indica que, por aquello del
continente y el contenido, también el cine era identificado en los años 20 como
Cine Chimo.
Placeta del Palacio
Al fondo
derecha el antiguo edificio donde se encontraba el Cine Chimo
Sea como fuere, lo importante en la historia que nos narra es
ese espíritu inquieto, diríamos rebelde del joven, y Fernando Palop lo encuentra
también en el niño frente a la autoridad inmediata, como forma natural de
autoafirmación.
Lean y disfruten el episodio que hoy traemos a colación.