Calle Trinidad en la que Teodomiro vivió su infancia
Amigo, te has
ido amortizadas tus horas y tus días.
Siempre ese
minuto se hará pronto, y el conformismo de los que se quedan, es pensar que lo
que has vivido nunca ha sido un tiempo perdido.
Has andado
tantos caminos, gastaste tantas palabras, y vivido la intensidad de tantos
días, que has visto agotado ya tu tiempo.
La vertiginosa
caída, que asemejaba interminable, de pronto, interrumpe su camino y el final
ya se hizo inevitable.
Hoy, la
ubicuidad es imposible, y mi espíritu de amigo está solo y perdido en ese
hueco.
Quisiera
regresar en el recuerdo de tantos momentos pasados, y sufro hoy el castigo de
una lejanía no evitada.
Añoro lágrimas
ya agotadas, para que sirvan de bálsamo en tu adiós.
Solo me queda
en este recuerdo, decirte:
¡Adiós
Teodomiro! ¡Enguerino amigo! ¡Adiós!
Emilio Marín Tortosa.